Se encuentra situado junto al cementerio de Nuestra Señora del Sagrario. Coronando un talud de 25 m, se abre al exterior mediante una fachada permeable que permite unas vistas privilegiadas de las vegas del Tajo, los nuevos barrios y el centro histórico de Toledo.

Sin embargo, mientras que este frente, que mira a la ciudad, tiene una escala más urbana, la imagen que ofrece su cara opuesta al entrar es más parecida a la de una tapia de cementerio, con menor altura y cerrada al entorno.

El conjunto se compone por un total de 6 viviendas pareadas que se encuentran sobre un terreno de pendiente pronunciada con un desnivel total de 3 metros.

Cada vivienda se adapta al perfil de la calle retranqueándose en planta y sección una sobre otra. Lo más notable es que de esta manera rompe el perfil de alineación tradicional de fachada. El material predominante es el ladrillo visto, utilizado para los cerramientos y muros exteriores. Cada volumen se moldea en función de la orientación y el uso de cada estancia. Se generan unos retranqueos estratégicos que protegen el interior de la iluminación directa.

Por lo tanto a pesar de que todas las viviendas tienen el mismo programa, su alternancia en pares, así como sus retranqueos encadenados, ofrecen una composición visual que rompen la monotonía..

El parque se enclava en el centro de la ciudad, siendo una de las mayores zonas verdes de la misma y actuando como un gran pulmón.

Cuenta con una arquitectura discreta que pasa desapercibida y que otorga toda la importancia al tratamiento vegetal. El parque presenta un trazado geométrico en su zona central, recibiendo el nombre de “Granadal». Está constituido por estanques por los que fluye el agua, guiando el camino hasta la fuente central que actúa como corazón al confluir en ella los diferentes recorridos existentes. Además en sus extremos, el trazado tiene un lenguaje más organicista, con formas más redondeadas.

Esta obra muestra una delicadeza exquisita a la hora de trabajar el ajardinamiento del conjunto, dando lugar a un entorno agradable para disfrutar de la naturaleza.

Fue proyectado ya en plena madurez creativa del arquitecto. Resalta de inmediato la base geométrica, el hexágono, que permite la composición por volúmenes yuxtapuestos que descomponen el volumen total de la edificación en pequeñas masas creando la impresión de ser pequeños edificios y permitiendo la implantación en el terreno que cuenta con desniveles.

La agrupación de los edificios responde a unidades orgánicas: unidad residencial o pueblo, escolar y zona de dirección, relación y expansión.

Se construye con ladrillo de velilla y hormigón visto encofrado con tablas verticales de madera de anchura máxima de ocho centímetros. El tercer elemento de composición es la carpintería metálica enrasada exteriormente con los paramentos de ladrillo visto y hormigón.

El proyecto del conjunto de las Consejerías consta de dos fases de construcción claramente diferenciadas.

La primera fase corresponde con los volúmenes que se encuentran en el fondo de la parcela, cuatro torres con las mismas dimensiones e independientes entre sí.

En cuanto a la segunda fase se trata de un bloque alargado, paralelo a la Avenida de Francia. El acceso a este conjunto se realiza por este bloque, una vez en el interior el espacio se descomprime de manera monumental con un gran vacío en el interior del edificio, desde el que se perciben todos los recorridos posibles, tanto horizontales como verticales.

Uno de los objetivos de este proyecto fue albergar el mayor número posible de oficinas dentro del espacio limitado. Para ello la solución planteada es un módulo de 25 m2 que se repite dentro de un gran paralelepípedo.

La linealidad del volumen completo junto con la altitud de la parcela permite orientar todos estos módulos hacia el sur, dotándolos de luz natural y unas vistas privilegiadas sobre la ciudad histórica de Toledo. En esta misma fachada aparece uno de los elementos más singulares del edificio, la celosía cerámica.

Una capa protectora construida con la rasilla tradicional que dispuestas espaciadas transversalmente aumentan el grosor del muro. La separación entre todas las piezas cerámicas se realiza hábilmente en función de la necesidad del interior al que protegen.