La Urbanización Montecarlo está formada por un conjunto de construcciones articuladas en torno a un canal a las afueras de Talavera de la Reina. Entre estas se encuentran varias viviendas adosadas, alguna otra exenta, dos piscinas y una cafetería. Lo más notable del complejo, son los distintos detalles constructivos con ladrillo que aparecen en cada volumen, un material de construcción histórico, vernáculo y artesanal que los hermanos de las Casas utilizarán para experimentar durante toda su carrera.

Se trata de un conjunto de ocho viviendas adosadas y pasantes que conforman un bloque rectangular con orientación suroeste-noreste. Este queda acotado a cada lado por una fila de arcos desfasada de la fachada principal y destinada a proteger los espacios de servicio de la planta primera. Además, las viviendas aparecen resguardadas por dos patios que las prolongan en planta y potencian su integración en el entorno. El programa de cada una de ellas se divide en tres plantas: la baja se destina a espacio de recepción, la primera a servicios como cocina y estar y, la tercera siendo la más privada, se encuentra destinada a dormitorios.

En primer lugar el edificio se plantea como continuación de la crujía del convento colindante. Se compone de una nave estructurada en tres niveles en el área de dormir. Las comunicaciones verticales se realizan a través de un hueco en su eje central iluminado por un lucernario. El edificio está compuesto por unas pequeñas células, para dos internas cada una, que sin ser absolutamente independientes aseguran suficiente privacidad. La sala de estar y biblioteca se desarrollan en un pequeño pabellón anexo, mucho más conectado con el jardín. Como resultado este se entierra ligeramente para que el terreno quede a la altura de la vista.

Las aulas de preescolar comparten también la misma parcela que el Colegio de la Compañía de María. Además se proyectaron para quedar totalmente aisladas del resto de las construcciones existentes. Es un conjunto compuesto por seis aulas, agrupadas de tres en tres y separadas por un amplio pasillo exterior cubierto. El acceso a dichas aulas se produce por unos recibidores que, además de conectarlas entre sí dos a dos, contienen un espacio de ropero y aseo. Cada una de las aulas, a su vez, está compuesta por un espacio interior y otro exterior. Además la novedad de cada clase con patio propio hace posible un control más exhaustivo de los distintos grupos escolares.

El objetivo principal es revitalizar un espacio público degradado. Finalmente se concentra el grueso de la intervención en el plano vertical, ya que la presencia de los grandes muros medianeros de los edificios altos que dan la espalda a la plaza es uno de los grandes problemas. El plano horizontal es accesible y cómodo para los peatones, y se protege mediante unos bancos corridos. Diseñados y localizados éstos específicamente para poder contemplar el gran mural de cerámica talaverana que contribuirá a la recuperación y puesta en valor de este espacio público.

Se transforma el espacio creando un lugar donde poder escuchar música al aire libre, asistir a exposiciones, ver una obra de teatro… Para ello se realiza un estudio de las circulaciones, soleamiento, topografía y usos preexistentes. El principal material utilizado es la cerámica local, usando motivos característicos pero aumentando su tamaño adaptándolo a la escala urbana. Mientras se aprovechan los desniveles existentes para crear auditorios al aire libre se extiende el pavimento de la zona peatonal hacia la rodada para ampliar visualmente la plaza. En consecuencia el viandante es el verdadero protagonista. El escenario proyectado aparece como elemento diferenciador del lugar, además se utiliza la vegetación para enmarcar y potenciar dicho escenario. En conclusión, se transforma el espacio urbano creando un nuevo espacio cultural en la ciudad.

Intervención en un lugar emblemático del centro histórico, espacio extramuros de la ciudad de Talavera de la Reina que había quedado como una zona residual de esta muralla, al haberse destruido parte de los elementos defensivos que la componían. El proyecto busca, en todo momento, diferenciar bien todas las partes que conforman este entorno. Se pueden distinguir claramente tres espacios, que destacan por el uso de pavimentos diferentes, creando un lugar de reunión llamativo que pone en valor el pasado de la ciudad.

La idea principal que persigue el proyecto es la de adaptase a las distintas formas urbanas que lo rodean. Por esta razón el residencial se divide en tres edificios de alturas diferentes dependiendo siempre de las anchuras de las calles. El más pequeño de ellos se sitúa en el callejón de la Caridad y tiene tres alturas. El intermedio tiene cinco y es el más representativo de todos; constituye una manzana cerrada en torno a una plaza peatonal porticada que se rompe en dos de sus esquinas para abrir una vía peatonal totalmente nueva. Mientras que el tercer y último edificio se sitúa en la Ronda del Cañillo, en un entorno que ofrece la posibilidad de construir en altura sin problemas.